Manuel Nuez Yánez

Carpintero

Manuel Nuez Yánez – 66 – Carpintero retirado

«Con 13 años di los primeros pasos en esta profesión con mi hermano, que en paz descanse. En aquella época nosotros no disponíamos de máquinas, teníamos que llevar la madera al hombro a un taller en el pueblo para que nos la prepararan y después terminarla a mano porque nosotros no teníamos luz. Eran otros tiempos. De nuestro taller salieron muchos muebles, sobre todo para gente de Teror que hacía la temporada de los tomates en el sur de la isla y les daban cuarterías* vacías. Así aprendí, haciendo mesitas de noche, camas, etc.

Tras esa época como artesano me fui a una fábrica de muebles en Las Palmas y allí fue donde me formé industrialmente. Después de 15 años la fábrica cambió de dueños, así que volví a trabajar en Teror. Me especialicé en tornería, tenía muchos encargos y casi todos los carpinteros de la zona me traían aquí el material. Había 23 carpinterías, en cada barrio había un carpintero, en El Faro, El Palmar, Barrio del Pino, Las Rosadas, etc. Teror junto con Gáldar, eran los sitios donde más había.
La carpintería es peligrosa, al igual que otras profesiones. Las máquinas muerden y soplan, como los ratones (risas). En un despiste bobo, una fresadora para molduras cogió un nudo de la madera y saltó, quitándomela de las manos. Ni noté que me cortó los dedos de la mano izquierda, me quedé con la mano como dormida y echando sangre.
Cuando hace calor, la madera se eriza, no puedes estar acariciándola porque las astillas van directas a los dedos, hay que agarrarla y no pasar las manos por encima de ella, son como agujas.
A las herramientas que he hecho les guardo especial cariño, los cepillos que están encima de la mesa los hice yo cuando era joven. Antes nos hacíamos nosotros mismos todo, la sierra de San José, gramiles, escuadras, etc.
También he hecho algún instrumento: laúdes, guitarras, timples. Cuando era joven aprendí música con un señor que se llamaba Pepito que había vuelto de Venezuela, pero me casé, me puse a trabajar y dejé la guitarra medio de lado. Ahora como estoy jubilado y tengo tiempo, monté una parranda, quité las máquinas y uso la carpintería de local de ensayo. Se llama Los Álamos. Yo toco el acordeón.
Después de 50 años en la carpintería ahora me entretengo en la tierras, cuidando mis animalitos, que trabajen los que vienen detrás (risas)».

*Una cuartería es un grupo de pequeñas edificaciones destinadas a vivienda temporal, cuyas condiciones de habitabilidad y salubridad son precarias. Normalmente están dispuestas en línea, en torno a patios o huecos interiores, con formas cuadrangulares.
Las cuarterías estuvieron vinculadas en su origen a los cultivos de exportación de tomates.

Artículo que forma parte del proyecto  Islanders, cortesía de Rubén Grimón

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  • Revista 7iM

    Comenzamos a tramar esta locura hace un año, animados por un puñado de amigos que nos susurraban al oído que la idea era buena, que el propósito era exagerado pero fascinante, que por lo menos diéramos el paso y que luego ya veríamos; que a veces las aves milenarias se dejan ver.

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